martes, 21 de abril de 2015

Gracias

Me gusta la manera en que me haces enamorarme de cada cosa, primero fueron los tulipanes, luego quise ir a la ciudad de México cuanto antes (aún no lo cumplo pero lo haré), me hiciste querer recorrer cada calle, cada mercado, descubrir las estaciones del metro y conocer más de un museo, me hiciste adorar una ciudad que no conozco e imaginarme parada en medio de una plaza (con todo y manifestantes).
Luego me atrajiste lentamente hacía una alberca con pétalos de tulipan, a una fiesta de disfraces; me hisciste odiar, amar e imaginar la vida de cientos de personas, algunas veces me describías su entorno, me dejabas conocer la textura de sus manos y otras apenas me mencionabas sus nombres.
Hace un buen tiempo hiciste que casi quisiera cambiarme el nombre, que quisiera cambiarte a ti, que deseara estudiar en una escuela en la orilla del mundo o que me creyera una princesa que no temía a nada, que buscaba un camino y lo encontraba en cuevas subteráneas, entre gnomos.
Desde siempre hiciste que me encantaran los gnomos, incluso sigo creyendo que hay uno en mi cabeza, total, si otras personas pueden tener ardillas por que no puedo yo tener un pequeño duende.
Me hiciste sentir el ardor que produce una hiedra en mi piel, me hiciste desear alejarme del pasto y luego querer pasar la vida entera recostada en un jardín.
Pero lo que más me gusta de tí no es que estés siempre a mi lado o que siempre tengas una palabra a cada pregunta, adoro que seas el mejor en ayudarme a buscar "Esa palabra, que no es esa, pero tengo en la punta de la lengua" y que siempre me des el sinónimo que busco, te tomo tu tiempo poder hacerlo pero ahora eres todo un experto.
Pero definitivamente lo que me une a tí, es tu facilidad de hacer que me imagine nuevos mundos, nuevos lugares, que descubra sitios nuevos y me enamore de alguien o algo diferente cada que estoy junto a tí, es tu manera de expresarte, de ser libre y solo mío al mismo tiempo, de hacerme enojar cuando no dices lo que quiero escuchar y de hacerme comprender que es mejor saber lo necesario y no solo lo que uno desea.
Hoy solo te ofrezco una palabra a cambio de tantas historias, a cambio de tantos momentos y de infinitas sensaciones, una palabra son la que espero entiendas todo lo que has dejado en mí: Gracias.

lunes, 13 de abril de 2015

Desperté soñando contigo

Hace tiempo que no te veo, nuestras pláticas se limitan a breves encuentros en internet, a un par de palabras acompañadas de los emoticonos que en cuanto descubriste comenzaste a utilizar, no se si se pueda ser adicto a esas curiosas caritas pero estoy segura que de ser así. eres casi tan adicto como yo.
Al inicio nuestras charlas eran diferentes, tardes en el teléfono o encuentros en algún café que terminaban en una larga caminata, tocabas mi mano y recorríamos las calles casi sin darnos cuenta, cuando menos lo esperábamos y a mitad de una discusión sobre si era mejor beber café o te por la mañana o si las placas de los autos deberían ser azules en lugar de cafés llegábamos a nuestro destino y entonces parecía que separar nuestras manos era lo más difícil del mundo.

Un "Bueno, hasta luego" era normalmente el final, una breve frase que distaba por mucho de los "y si te quedas conmigo" que pasaban por mi mente a cada segundo. 
Un día después de pelear me confesaste que odiaste esa última cita y odiaste a la amiga que me acompañó.
"En otra situación tu amiga no me habría caído mal pero me dio coraje saber que después de casi un mes de no vernos tuviste que ir acompañada" recuerdo perfectamente tus palabras, al parecer para tí ese era un día muy importante, a pensar de conocernos tiempo atrás, era importante para tí pedirme que fuéramos novios.
Cuando lo dijiste me resultó extraño, creo que nos habíamos atrasado en poner título a nuestra relación a pesar de que el título era todo lo que faltaba, lo demás estaba ahí, en tus ojos, en esa sensación que me inundaba al verte marchar y en lo bien que nos conocíamos el un al otro...
Pero hoy desperté soñando contigo, charlábamos sin sentido como tantas otras veces, de alguna forma te había encontrado y ahora era momento de irme, no te quería dejar y tu insistías en acompañarme, no se muy bien por que pero yo prefería ir sola.
Estabas detrás de mí y me envolvías con tus brazos, tus dedos se entrelazaban con los míos, te acercaste a mi oído, dijiste algo que me hizo reír y cuando voltee a verte me besaste... justo en ese momento desperté, preguntándome que será de ti, si te habrás cortado en cabello o si al fin has dejado de temer a los cuervos.
Prometo que si dejo de temer a tu recuerdo te escribiré, tal vez te preguntare por el trabajo o por ese último viaje que hiciste o quizá solo te pregunte si llevas la camiseta verde que traías puesta en mi sueño pero mientras reúno el valor suficiente para hacerlo le diré al viento que te quiero, le contaré cuantas veces he estado a punto de llamarte y le diré que en cada ocasión la desesperación de mi cobardía ha provocado que lance el teléfono lejos.
Pensándolo bien si me llego a animar  a escribirte te diré que me debes un teléfono, pues el mio tiene tantas grietas y tantos raspones que casi ya no sirve pero estoy segura de que si lo sostienes en tus manos una vez más, volverá a funcionar.

martes, 7 de abril de 2015

Una carta para tí que amas ir de compras

Zapatos, ropa, maquillajes, ¿Cómo decir que no a cada accesorio, a cada bolsa, a ese pequeño objeto que se ve tan lindo en el aparador?, tal vez no lo necesite exactamente pero... lo merezco.
A todas las mujeres nos ha sucedido en algún momento: todas nos hemos enamorado de ese objeto detrás de la vitrina; para unas el amor tiene forma de zapatos y otras caen rendidas ante la suave tela de un vestido. Durante ese momento todo parece tan perfecto que casi puedes escuchar "y vivieron felices para siempre".


Lamento decirte esto pero ¡Despierta!, no estas en un cuento de hadas y la realidad es otra: cada bolsa, cada caja y cada objeto único que era perfecto para tí y además estaba en oferta acaba con tu economía, vacía tu cartera y te llena de inseguridad.
Y no solo me refiero a ese perfume que compraste en el centro comercial o a esa rizadora para pelo que tenía el 30% de descuento, me refiero a ese rimel que promete darte unas pestañas "de impacto" y a ese lip gloss que pediste por catálago.
Debes darte cuenta de que salir de compras no acabará con tu depresión, al contrario será como darle vacaciones al dolor, unas cortísimas vacaciones que te dejan llena de deudas.
Tal vez sea agradable comprar cosas pero te aseguro que las cuentas de pago no serán tan lindas y no "combinarán perfecto con esa prenda que hace mil años que no usas por que no tenías con que ponértela".
Pero si estas pensando "Yo no soy así, de vez en cuando me compro algo bonito pero es por que lo necesito y lo merezco, además son detallitos" también debes abrir los ojos, no dudo que merezcas cada cosa que compras pero recuerda que incluso los detallitos cuestan.
Sé que es difícil no mirar a las tiendas, no aprovechar cada oferta de 50% (aún intento no caer), una amiga me dijo "acepta que tienes un problema y resuélvelo", pero ¿no se supone que hay etapas? debería ser algo como negación, aceptación y eso ¿no?.
Pues increíblemente me ha servido, no soy una persona con demasiada paciencia así que  su sistema de dos pasos ha funcionado y mi cuenta de ahorros me lo ha agradecido, seguramente la tuya también lo hará.
Déjame decirte que no necesitas unas nuevas sombras o un labial para verte mejor, ni siquiera ese aceite anti frizz, logras cosas geniales con lo que ya tienes en casa y si no me crees mírate al espejo, eres bellísima con o sin tacones nuevos.
Pdt.: Cuando pases frente a tu tienda favorita repite "Tengo un problema y lo soluciono", estaré ahí mentalmente para felicitarte, de hecho te mando un par de aplausos por anticipado (con 70% de dcto., y sin costos de envio).